Acontece que, cuando hace tanto tiempo que no me
paso por aquí, pierdo el hilo de las cosas. Olvido por completo por dónde lo
dejé la última vez y me resulta muy difícil hacer recuento de todas las cosas
que han pasado hasta ahora.
Ha habido excursiones por la Selva Negra, viaje a
Milán con degustación de una deliciosa pizza Regina incluida (y un aguacero que
ni el día del diluvio universal, no paró de llover prácticamente durante todo
el día), nuevas ofertas de trabajo, comidas españolas e italianas... El mes de
enero se ha esfumado en un abrir y cerrar de ojos. Plagado de pequeños momentos
que difícilmente caerán en el olvido.
Ahora estoy algo ocupada con presentaciones y
algunos exámenes, pero siempre se acaba sacando tiempo para continuar
disfrutando de días que desearía que nunca terminasen. Entre rato y rato
trabajo de profesora de español y de traductora, tal y como comenté en la
última entrada.
Ha pasado prácticamente un mes desde que escribí
la última entrada (como que ya es 2014, vaya). Apenas he tenido tiempo de
redactar nada, porque entre unas festividades y otras, el tiempo para publicar algo
escaseaba.
Regresé a España para las vacaciones de Navidad,
pero apenas estuve una semana. Lo cual no significa que no diese mucho de sí.
Me reencontré con personas muy especiales a las cuales echaba de menos lo que
no está escrito. Mis amigas y yo nos prometimos que realizaríamos el amigo
invisible a pesar de que cada una estuviese en una parte de Europa. Así que el
día 27 nos reunimos para darnos los regalos: cerveza belga, clásicos ingleses, té
de mercadillo de Navidad alemán, anillos celtas de Edimburgo, bolas de nieve
vienesas… Un pedacito cada uno de los países donde estamos realizando nuestro
Erasmus.
Ese mismo día por la noche emprendí con mi
familia el viaje de regreso a Friburgo. Mi padre al volante y el resto de
pasajeros en un estado de adormilamiento propio de los trayectos en automóvil.
Sobre las tres del día siguiente llegamos al apartamento que habíamos reservado
en Stegen, un pueblecito muy cercano a Friburgo. A lo largo de la semana
visitamos distintas ciudades y pueblos de los alrededores. Así, disfruté de
paseos por las románticas calles de Alsacia, me impregné de un artificial
ambiente marítimo a orillas del lago Constanza y pude ver las cataratas más
altas de toda Alemania en el idílico pueblo de Triberg.
Tras esas dos semanas llenas de ajetreo, he
vuelto a mi querida rutina en la puerta de la Selva Negra. Aun así, hay ciertas
cosas que sí que han cambiado y que auguran que este año va a ser incluso mejor
que el anterior, si es que eso es posible. Últimamente estoy que desbordo
positivismo y tengo ganas de emprender mil cosas.
En primer lugar, hace poco me dio por salir por
las mañanas a correr. Tantas galletas alemanas tenían que acabar saliendo por
alguna parte, así que a partir de ahora me he propuesto comer mucho más sano y
hacer más deporte. De momento lo llevo bastante bien, aunque no voy a negar que
me lo pienso dos veces antes de sacar los pies calentitos de la cama para
enfundarlos en las zapatillas de
deporte. Siempre me acuerdo del
libro de Murakami What I talk about when
I talk about running, es inevitable. Normalmente
suelo ir por la orilla del río, que es una zona bastante tranquila por las
mañanas y solo está transitada por algunos ciclistas y gente que saca a pasear
al perro.
Otra de las novedades de este año nuevo es que me
han contratado como traductora en una empresa de Friburgo. Me encontré por
casualidad con un anuncio en la página del Studentenwerk donde buscaban a un
nativo español. No me lo pensé dos veces a la hora de presentar una solicitud.
La empresa se encarga de mediar entre instituciones españolas y alemanas para
permitir que jóvenes españoles realicen prácticas o se formen en territorio
alemán. Me encargo básicamente de traducir la correspondencia, tanto del alemán
al español como viceversa. Además, acepté la oferta de trabajar como
colaboradora, por lo que en ocasiones me toca ponerme en contacto por teléfono
con instituciones en España. Estoy muy entusiasmada con este nuevo trabajo,
porque no pensaba que pudiera encontrar algo tan ligado a mi carrera y que
pudiese compaginarse con los estudios.
Parece que el buen año ha comenzado muy bien. Guten Rutsch ins neue Jahr!
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