Todo el mundo acaba encontrando tarde o temprano sus rincones favoritos en una ciudad. Lugares que logran hacerse un hueco en el recuerdo y a los que podríamos acudir repetidas veces sin cansarnos. En mi caso, como el flechazo con esta ciudad fue instantáneo, poco me costó encontrar mi top 5. Lo difícil es precisamente quedarse con solo cinco lugares, porque si me pusiera en serio acabaría con una lista inacabable. Así que aquí van, mis cinco lugares preferidos en Friburgo hasta el momento:

1. Kanonenplatz

Cuando vine en agosto para hacer una breve visita de un fin de semana, no me lo pensé dos veces a la hora de elegir el primer lugar que visitaría para reencontrarme con la ciudad de mis sueños: Kanonenplatz. Este mirador es tan especial para mí que no han sido pocas las ocasiones en las que he hecho una escapada para disfrutar de las vistas que ofrece. Puede contemplarse prácticamente toda la ciudad. La subida no es demasiado empinada y acaba mereciendo la pena.

En verano suele estar abarrotado de turistas y estudiantes, la mayoría de los cuales han subido a ver el atardecer con una buena cerveza fría. A pesar de ello, suele ser un sitio bastante tranquilo donde uno también puede sumirse en sus propios pensamientos sin ser molestado.

Es una maravilla sentarte en uno de los bancos que hay, bajo la sombra de un castaño y poder deleitarte con la perspectiva de la ciudad considerada como la puerta de entrada a la Selva Negra.

Por estas y muchas otras razones, el mirador se merece encabezar esta lista. 





2. Der Alte Friedhof

Quizás resulte un tanto inquietante que un cementerio se halle en esta lista, pero no deja de ser un lugar con mucho encanto situado en uno de los distritos más bucólicos de todo Friburgo. Este cementerio se encuentra en Neuburg, un barrio desconocido para la mayoría de residentes, pues tienden a confundirlo con Herdern, que está justo al lado.

Hace más de 140 años que no entierran a nadie aquí, por lo que todas las tumbas son bastante antiguas y se hallan cubiertas por una capa de musgo. Dejando detalles morbosos aparte, el encanto de este lugar reside en la tranquilidad y calma que se respira en cada rincón.  Mucha gente viene a leer un buen libro atraídos por el romanticismo que envuelve el lugar, aunque tampoco resulta extraño toparse con gente que lo atraviesa haciendo footing.

Los alrededores tampoco tienen desperdicio. Hay muchas villas pertenecientes a acaudalados médicos o catedráticos, casas de ensueño de las que te obligan a parar para fotografiarlas.






3. Wiehre

Cualquier habitante de Friburgo al que le preguntes en qué barrio le gustaría vivir responderá seguramente lo mismo: en Wiehre. Y es que este es el distrito por excelencia de la ciudad.

Casas magistrales con jardines escondidos, acogedores cafés (como Oma’s Küche http://www.omas-kueche.de/) y el río Dreisam a pocos minutos a pie hacen de este barrio un lugar ideal para perderse en cualquier época del año.

Otra de las peculiaridades de este lugar es que está lleno de Studentenverbindungen, asociaciones de estudiantes alojados en viviendas inmensas con alquileres de precios ridículos. Están formadas por estudiantes activos en la universidad y graduados con una buena posición económica (Alte Herren). Estos últimos se dedican a darles todo tipo de beneficios a los primeros. Les invitan a cenas nada baratas e incluso les llegan a pagar una mujer de la limpieza. Todo esto bajo la condición de que en un futuro, los jóvenes estudiantes hagan lo mismo con las nuevas generaciones, con tal de mantener vivo el espíritu de la organización.

En España no hay este tipo de organizaciones, por lo que la primera vez que oí hablar de ellas fue al conocer un chico que pertenecía a una. Muchos alemanes no miran con buenos ojos estas asociaciones, ya que suelen ser bastante conservadoras y se asocian con ideologías políticas extremas. Aun así, es innegable que los edificios tienen fachadas imponentes y te permiten trasladarte en el tiempo.





4. Herz-Jesu-Kirche

Como es lógico, no podía faltar en esta lista un rincón en el barrio donde vivo. Esta bonita iglesia se encuentra a escasos minutos a pie de mi residencia. Algunos la califican la “Disneylandkirche”, supongo que por su aspecto de cuento. Delante hay un espacio verde que suele estar lleno de vida en verano. Suelen organizarse muchos Flohmärkte. Y justo debajo del puente de la estación principal ponen los miércoles y los sábados un Bauernmarkt, donde los agricultores de la zona venden sus productos frescos. Me encanta pasear los sábados a primera hora del día por este mercadillo. No es demasiado grande, pero puedes encontrar absolutamente de todo. Desde leche biológica recién ordeñada, hasta pasta fresca de todos los colores y manzanas riquísimas. Uno de los puestos con mucho encanto es una especie de furgoneta donde venden café (Ape Café).

Esta iglesia es uno de los emblemas de la ciudad que en tantas postales turísticas aparece. Normalmente acompañada del puente azul (die Blaue Brücke), pues es otro de los monumentos distintivos. Muy al estilo de Friburgo, solo pueden cruzarlo viandantes y bicicletas. Su nombre real es Wiwili-Brücke, y no es extraño ver cómo la gente se sienta en lo alto de las estructuras de metal para contemplar las vistas de Schönberg.




5. Vauban

Mi último rincón predilecto en Friburgo es uno de los barrios más peculiares y que la posicionan como la ciudad verde. Se trata de un vecindario que fue acabado de construir a finales de 2001 y cuyas casas se rigen bajo el principio de ahorro energético. Y esto se nota en cada recodo del lugar. No hace falta más que echar un vistazo a las numerosas placas solares, la casi total ausencia de coches, así como los diversos recintos con animales.
Es, por así decirlo, la zona más “hippie” y alternativa. Algunos residentes se han instalado en antiguos coches militares y otros sencillamente viven en caravanas con curiosos elementos decorativos (véase el detalle de la bañera-maceta).
Aquí también hay una residencia de estudiantes, en la cual suele haber bastantes fiestas en verano. Conozco a varias personas que viven ahí y que aseguran estar bastante satisfechas.

Además, otra de las razones por las cuales este lugar me encanta es porque en él se encuentra uno de los restaurantes con más encanto de Friburgo: Süden. Aunque de sitios donde comer ya hablaré en otra entrada, que esta ya me ha quedado algo extensa. 






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