Me ha tocado desempolvar el redactor de entradas, porque ha acumulado unas cuantas capas de polvo a lo largo de estos meses.  Más bien por pereza que otra cosa, nunca encontraba la ocasión apropiada para redactar otra entrada. Intentar resumir todo lo que ha ocurrido acabaría siendo un intento frustrado, pues resulta prácticamente imposible relatarlo sin que se me escapen la mayoría de cosas. Aun así, he de decir que pues ha habido todo tipo de experiencias que se quedarán grabadas en mi memoria por mucho tiempo. Desde escapadas espontáneas a Berlín, reencuentros entrañables por Göttingen y Bremen, hasta excursiones sobre dos ruedas y chapuzones en el lago.

Debido al extraño calendario académico de la Universidad de Friburgo, tengo clases hasta el 1 de agosto. Como son las últimas semanas, es ahora cuando viene la avalancha de exámenes, presentaciones y fechas límites para la entrega de trabajos. A esto se le suma el ajetreo de tener que matricularme de las asignaturas del último año de carrera. Por suerte creo que me he apañado bastante bien y que no se me solapa ninguna asignatura; todo un milagro, teniendo en cuenta la increíble facilidad con la que esto ocurre en la maravillosa Universidad de Valencia.  

A pesar del tiempo robado por las horas de universidad, de trabajo en casa y algún que otro trámite burocrático, disfruto de bastante libertad a lo largo del día para hacer aquello que me apetezca. Es por ello que durante las últimas semanas intento sacarle el máximo partido a este margen temporal para hacer varias cosas que me he propuesto antes de volver a España. Una de ellas es presentarme al examen del C2 del Goethe Institut en agosto. Me apunté a principios de junio y podría decirse que ya no hay vuelta atrás, a pesar de que todavía no haya pagado. He sacado varios libros con modelos de exámenes de la biblioteca y aprovecho todos los recursos a mi disposición para obtener el mejor resultado posible llegado el momento (aunque sí, para qué lo voy a negar, con aprobar este nivel me doy con un canto en los dientes).

Una de las sanas costumbres a las que me he habituado hará un par de meses es a leer el periódico Die Zeit. En mi WG tenemos la suerte de que mi compañera de piso recibe una beca, gracias a la cual le dan semanalmente y de manera gratuita este periódico, el que podría considerarse como uno de los más completos y mejor redactados a nivel estilístico en el panorama del periodismo alemán. Lo que más valoro de este periódico nacional no es únicamente la calidad con la que los artículos están escritos, sino la relativa imparcialidad con la que suelen tratar los temas, intentando dar siempre varias versiones y puntos de vista.

Sin embargo, por muy interesantes que puedan llegar a ser la mayoría de artículos, muchos se tornan pesados, rimbombantes y algo secos; en especial los de las secciones de política y economía. Artículos que, por mucha información de actualidad que aporten, no son la mejor compañía para días como el de hoy, donde el sol pega sin clemencia. Es por eso que para ocasiones así hay una lectura mucho más llevadera y ligera: Zeit Campus. Se trata de una revista para estudiantes de la misma editorial que el periódico. En mi opinión, no podría estar mejor estructurada y enfocada. Desde consejos para la vida universitaria, reportajes en universidades desconocidas con ofertas académicas de lo más interesantes, debates sobre temas de actualidad, hasta descripciones de las  rutinas de aquellos estudiantes que compaginan sus estudios con trabajos a tiempo parcial. La única pega es que sale cada dos meses, pero merece la pena la espera. Además, siempre viene con un dossier enfocado exclusivamente a una carrera o carreras determinadas.





Esta entrada ha acabado siendo una recopilación de cosas random más que otra cosa, pero la verdad es que echaba de menos escribir por aquí. Espero que no pase tanto tiempo hasta la próxima vez que me deje caer. 

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