“Hypezig” o “el nuevo Berlín” son algunos de
los apodos que se le han dado a Leipzig en los últimos años. En boca de muchos,
la ciudad de moda se ha granjeado la fama de ser un auténtico hervidero hípster:
la nueva cafetería de decoración nórdica minimalista, cuya oferta americanizada
de dulces abarca desde el banana bread
al carrot cake (atrás quedan la
alemana tarta de queso o el Apfelstrudel);
la antigua fábrica de algodón que ha pasado a ser el hábitat productivo de
distintos artistas y arquitectos, el completo programa de películas y
conciertos en el centro sociocultural naTo, las exposiciones transgresoras de
los estudiantes de la Hochschule für Grafik und Buchkunst…
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