Una de las metas de cualquier estudiante de un
idioma extranjero es llegar a mantener conversaciones cotidianas con fluidez.
Para lograr dicho propósito, los materiales didácticos solo nos muestran la
mitad del camino, ya que el foco de atención suele colocarse en las reglas
gramaticales y el vocabulario. No son pocos los casos en los que el estudiante
es capaz de escribir una redacción intachable sobre el uso de las energías
renovables y, a la hora de charlar con otros nativos sobre temas más banales,
la inseguridad se apodera de su lengua y le cuesta salir del paso ―o no logra
expresarse con la naturalidad que le gustaría―. La perseguida soltura se va
adquiriendo tras cierto tiempo viviendo en el país donde se habla esa lengua, a
base de escuchar a los nativos y de ir automatizando las expresiones que
emplean en determinadas situaciones. Aun así, conocer de antemano algunos
rasgos del alemán oral puede ser muy útil para facilitarnos la difícil empresa
de dominar este idioma.
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