martes, 6 de enero de 2015

Guten Rutsch



Ayer, víspera de la noche de Reyes, regresé de mi estancia en Friburgo. El 27 de diciembre partí con un vuelo de Easyjet desde Alicante y llegué a las tantas de la noche al aeropuerto de Basilea. Me recibió un frío descomunal del que se cala hasta la médula, lo cual no parecía importarle en absoluto a la mujer alemana que esperaba junto a mí en la parada de autobús. Cigarrillo en mano, llevaba una camiseta de manga corta más apropiada para agosto que para las fechas que eran. Eso sí, sus mofletes estaban igual de rojos que la nariz de Rudolf, por lo que cualquiera habría dicho que se estaba asando del calor con su modelito veraniego. Algunos teutones están hechos de otra pasta.

Una ola de frío asoló la ciudad justo cuando yo llegué. Al despertar la primera mañana, la estampa que me recibió no podía ser más invernal. A diferencia del año pasado, alcanzamos los -10 grados. Yo me había llevado algo de ropa de invierno, pero en más de una excursión por el bosque se me congelaron los pies. Para que os hagáis una ligera idea, tras un breve paseo en el que tuve la genial idea de caminar por zonas con nieve sin el calzado apropiado, estos acabaron morados. Fuimos al lago que se encuentra cerca de donde vive mi novio y nos encontramos con que este estaba prácticamente congelado por completo. Ni rastro de los patos que a sus anchas nadaban en primavera y en verano.






El día 31 quedé por la tarde con mi ex compañera de piso y fuimos al Schloss Café, un restaurante situado en la “montaña” Lorettoberg. Freya llevaba tiempo queriendo enseñarme este lugar, así que había reservado mesa, pues suele estar bastante lleno. Desde el rústico y acogedor salón podía observarse el pudiente barrio de Wiehre cubierto por la nieve. Por desgracia no me llevé la cámara, así que no tengo fotos. Aunque pensándolo bien quizás fuera lo más sensato, ya que dudo que hubiese podido cargar con ella durante la subida por la cuesta de hielo, en la que era casi imposible no resbalarse. Me tocó ir asiéndome de la barandilla, mientras rezaba para que los niños con el trineo no se desviasen y les diese por estamparse contra mí.

El sábado volví a quedar con ella y cocinamos en el piso comida vegetariana y vegana. Me alegró muchísimo regresar y percatarme de que casi nada había cambiado. Queríamos ir al cine a ver la última película de Woody Allen (Magic in the Moonlight), pero se habían vendido todas las entradas cuando llegamos. Esto me sorprendió, porque siempre que he ido al cine en Alemania las salas estaban mucho más vacías que en España, pero probablemente se deba a que no iba los días que suele ir la gente.

Tal y como era costumbre durante mi Erasmus, fuimos al Bergäcker Café y a Sedan. En el segundo hacen los mejores capuchinos de toda la ciudad, desde mi punto de vista, además de tener una gran variedad de repostería y comida salada a base de ingredientes biológicos. El primero es de mis rincones preferidos en Littenweiler, una pequeña cafetería donde preparan desayunos y tartas para morirse. Además, el domingo fuimos hasta St Barbara, un restaurante en el bosque situado en una colina. Para entonces ya se había derretido la nieve, pero aun así fue una bonita mini excursión. Como tantos locales rústicos de la Selva Negra, tiene la apariencia de una gran cabaña de leñador en medio de un entorno idílico. Probé un Apfel-Ofenschlupfer, postre de manzana riquísimo y típico del sur de Alemania del que nunca había oído hablar, con lo fan que soy de los dulces de esta fruta.






La vuelta a Valencia ha sido dura, sobre todo porque en breves viene la avalancha de exámenes. Aun así, intento mantenerme optimista, porque en marzo pasaremos una semana en Gran Canaria. De Canarias solo he estado en Tenerife, así que tengo muchas ganas de pasar unas vacaciones en el archipiélago de la eterna primavera. Ha sido algo complicado encontrar fechas que coincidiesen al volar desde puntos distintos, pero al final ha cuadrado todo bastante bien. Hemos reservado un apartamento justo a orillas de la playa y en total no nos hemos gastado más de 250 euros entre vuelos y alojamiento.




5 comentarios

  1. Todo suena a un momento muy encantador. Espero disfrutes plenamente tus futuras vacaciones. fue grato leer la crónica.
    Suerte. Un beso.

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  2. ¡Qué bonitas fotos!
    Me gustaría hacer una pregunta: ¿qué presentes recibiste por Navidades y Reyes? Soy una estudiante de Suecia loca por las tradiciones españolas. Espero que esté bien para ti contestar :)

    Elin

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    1. Hola, Elin:

      Antes que nada, gracias por pasarte. Me alegra saber que las tradiciones españolas despiertan tu curiosidad.

      Por navidades me regalaron muchas cosas distintas, la verdad es que no puedo quejarme: ropa, un perfume, un bolso, maquillaje, bisutería... Además, aunque no tenga tanto encanto como regalo en sí, me dieron bastante dinero en metálico porque sabían que me iba a Alemania. Creo que lo único que eché en falta es que me regalasen un libro bonito. Hace tiempo que no me regalan libros y es algo que me hace mucha ilusión.

      Un saludo,

      Dafne

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  3. ¡Pero qué fotos tan bonitas! Me alegro de que os vaya tan bien juntos.

    Tengo una duda de traducción... ¿Recomendarías a una estudiante de primer año comprarse un diccionario electrónico? ¿Crees que le daré uso a lo largo de la carrera o con un diccionario en papel es suficiente?
    Ando un poco perdida, la verdad.
    Gracias :)

    Laura

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    1. Hola, Laura:

      ¿A qué clase de diccionario electrónico te refieres? ¿Es general o especializado? En Internet hay gran multitud de recursos de libre acceso y de muy buena calidad si se sabe dónde buscar. Si piensas que el que tienes en mente te va a ser útil, me parece muy sensato comprarlo. Adquirir un diccionario siempre suele ser una buena inversión, tanto en papel como electrónico.

      De cara a los estudios, todo depende de las asignaturas de la carrera y de los métodos de trabajo de cada profesor. A mí me tocó comprarme el Collins Universal en el segundo año de carrera, porque un profesor solo dejaba utilizar diccionarios físicos durante el examen. A pesar de ser un mastodonte, me ha ayudado a resolver muchas dudas de carácter general. Aun así, sé que es mucho menos útil en las asignaturas de traducción especializada, para las que recurro a diccionarios en Internet. Desde mi punto de vista, la compra de diccionarios especializados tiene más sentido que la de generales, ya que los segundos pueden encontrarse con más facilidad. De todas formas, hoy en día puedes encontrar casi de todo en la red.

      En cualquier caso, es muy importante combinar ambos formatos. Hay gente que es reticente a usar los diccionarios en papel porque piensa que todo está en Internet, pero lo bien cierto es que esto no es así y que a la hora de buscar en Internet hay que andarse con mucho cuidado, pues no siempre es sencillo sesgar información. Un diccionario físico te aporta la seguridad de que el contenido ha sido revisado de manera exhaustiva por la editorial. Por otro lado, está claro que los traductores no pueden limitarse solo a diccionarios de soporte físico. En la carrera se tratan distintas ramas de la traducción y no es factible (ni económico) tener tantos diccionarios especializados; por lo que al final acabas recurriendo a Internet. Eso no quiere decir que en un futuro, si te acabas especializando en algún ámbito de la traducción, sea muy recomendable comprar un diccionario de esta disciplina.

      Espero que te haya servido de ayuda y no dudes en volver a consultar cualquier duda que tengas.

      Saludos,

      Dafne

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