jueves, 3 de octubre de 2013

Aclimatación en Freiburg

Os vuelvo a escribir desde tierras alemanas, pero no en calidad de au pair, sino de estudiante Erasmus. El martes por la noche llegué al fin a Freiburg. Todavía estoy en la etapa de “no me creo que esté viviendo en esta ciudad de ensueño”, pero poco a poco empiezo a concienciarme de que estudiaré dos semestres enteros.
Aun así, como no podía ser de otra manera, los contratiempos me estaban esperando con los brazos abiertos.

Resulta que al llegar al aeropuerto de Basilea, me encuentro con que mi autobús se acaba de marchar. No es que me pillase del todo de sorpresa, porque mi maleta salió bastante tarde, como de costumbre.  Me tocaba esperar otra hora (hasta las 23:45) para coger el próximo. Cuando ya me había hecho a la idea y me resignaba a esperar una hora entera, aparece un hombre que me comunica que se acaba de ir el autobús hacia Freiburg. “Sí, sí, estoy al tanto. Delante de mis narices ha pasado”, le respondo. Entonces me dice con toda la amabilidad del mundo que le acompañe, que él trabaja para la misma compañía. Sí, podéis imaginaros todas las películas policiacas de asesinatos, violaciones y secuestros que pasaron ante mis ojos, así como la vocecilla de fondo de mi madre rezando la archiconocida frase de: “No te fíes de desconocidos”. No sé si fueron mis pocas ganas de esperar otra hora más o algún impulso descabellado, pero me dispuse a seguirle hasta el furgón con algo de reparo.

El hombre se percató enseguida de mi reacción e intentó tranquilizarme diciéndome que dentro de nada llegaban sus clientes. Y así era, a los pocos segundos apareció un grupo de ancianitos alemanes, algo más tostados de lo normal porque acababan de llegar de su estancia en Mallorca. Entonces me acordé de que sí que era cierto que la compañía ofrecía un servicio de coches para grupos reducidos. El precio era el mismo que si hubiera cogido el bus, así que no me lo pensé dos veces y me subí. Qué tendrán los viejecitos alemanes que inspiran tanta confianza.

Antes de llegar a Freiburg hicimos algunas paradas para ir dejando a los otros pasajeros en sus respectivos domicilios. Una vez me dejó en la estación principal, me resultó fácil encontrar el camino hasta la residencia. A pesar de que eran solo en torno a 7 minutos andando, tenía que arrastrar la pesada maleta y todo el elenco de abrigos y bolsos que llevaba encima. El empedrado de la ciudad tampoco lo puso demasiado fácil, dicho sea de paso.

Al llegar tan tarde, me había tocado hacer uso del servicio Off-hour de recogida de llaves. Así que, tal y como había quedado con el tutor, me presenté a las 12 delante de su edificio y llamé a su timbre. Este es un estudiante de aproximadamente mi edad que se encarga de organizar actividades, excursiones y demás. Al ver que nadie respondía, le llamé por teléfono. Nada, no lo cogía. Le llamé como unas seis veces en total, hasta que me di cuenta de que no servía de nada. Sin ganas de pasar la noche enfrente de la puerta, me puse a preguntarle a todo estudiante que pasaba por allí a esas horas (véase alemanes y extranjeros alcoholizados). Si probablemente ya tendrían complicado atinar con la llave en la cerradura de sus habitaciones, mis explicaciones con un tono de voz desesperado les sonaban a chino. Tras una hora de reloj, me llamó al fin el tutor. Su disculpa fue un: “Oh, lo siento mucho, es que no había escuchado el móvil”. Ganas de matar aumentando.

Cuando entré en mi habitación me encontré con una gran estancia con complejo de hospital. Sí, todos los muebles nuevos y en perfecto estado, pero de un blanco aséptico que casi dañaba la vista, en consonancia con las paredes. La excursión al IKEA no tardó en llegar, pero todavía me queda comprar un par de cosas más para aclimatarme mejor. Supongo que cuando pase un poco más tiempo conseguiré ir convirtiéndolo poco a poco en mi hogar. Por lo demás, el piso está muy bien. Comparto cocina y baño, pero hay de todo gracias a mis compañeras, las cuales llevan aquí ya un año viviendo.


Intento de aportarle un poco de personalidad a la habitación

Vistas desde mi cuarto



Por lo que respecta a mis mis compañeras de piso, no tengo ninguna queja. Son tres chicas alemanas majísimas y una de Irán, con la cual apenas he intercambiado un par de frases porque no sale de su cuarto ni por asomo. Da la casualidad de que una de las chicas alemanas es de Göttingen, así que conoce a una amiga mía de allí. Está claro que el mundo es un pañuelo.

Todavía no he conocido estudiantes Erasmus, porque ayer me pasé todo el día comprando y hoy es la fiesta nacional alemana (Tag der Deutschen Einheit), así que está todo cerrado. Mañana hay un tour organizado por el Studentenwerk para hacer trámites, por lo que supongo que conoceré a más gente.

Esta mañana he vivido la odisea de tirar la basura en Alemania en toda regla. Tenemos un plan sobre tareas de cada semana, por lo que a mí me toca tirar la basura a lo largo de esta. Los cubos estaban tan llenos que me ha tocado hacer tres viajes en total. Llevan tan a rajatabla el tema del reciclaje que he ido con miedo por si la cagaba al tirarla en el contenedor que no era. Por suerte estaba todo bien indicado, por lo que únicamente he hecho más viajes que un tonto.


En definitiva, todo va genial. Esta ciudad no para de darme razones para enamorarme de ella. Y ahora que tengo la cámara nueva, voy como loca por todas las esquinas haciendo fotos. 





3 comentarios

  1. ¡Qué preciosidad de ciudad! Ahora mismo me estoy maldiciendo por haber vivido tan cerca y no haber puesto un pie en ella. Seguro que en ese momento pensaría "bua, Freiburg, un pueblo como otro cualquiera...". Si vuelvo a tener la oportunidad de ir por esos lares, Freiburg estará en mi lista de imprescindibles.
    ¡Qué faena lo de las llaves! Sola, de noche, esperando a que el violador/asesino de turno aparezca... Seguro que esa noche los atracadores estarían en otro barrio asustando ancianitas.
    Espero que tengas mucha suerte en tu nueva etapa como erasmus y que la disfrutes mucho.
    Un saludo, bonica! :)

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  2. Sin duda, cada vez que me paso por tu blog, me entran ganas de visitar Alemania... ¡Muchísima suerte en tu nueva aventura Erasmus!
    ¡Ah, por cierto! Me encantaría que siguieras publicando en tu blog de traducción... ¡Lo tienes un poquillo abandonado! :(

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    1. ¡Muchas gracias! Me alegra saber que te entran ganas de visitar este país, porque de veras que merece la pena.

      En cuanto al blog de traducción, me temo que está más que un poco abandonado haha En estos momentos apenas saco tiempo para actualizar este, así que me temo que todavía falta hasta que retome de nuevo las actualizaciones en el otro.

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