lunes, 29 de junio de 2015

Los geht's

La espera ya ha llegado a su fin: ayer llegué a  Friburgo, para pasar aquí casi todo el verano. Mi vuelo salió a las 9:00 de la mañana de Alicante, lo que quiere decir que dejé mi casa cuando las calles ni siquiera estaban puestas, para llegar a tiempo a facturar la maleta.


En Friburgo me recibió un clima veraniego que nada tiene que ver con el calor sofocante de Valencia. Fui a casa de mi novio a esperar que la familia llegase, porque se habían ido a un bautizo en Fráncfort y no estarían en Friburgo hasta las siete de la tarde.  Cuando llegamos a la casa lo único que pudimos hacer fue cenar e irnos a la cama. Eso sí, a los niños les dio tiempo a enseñarme varias fotografías de sus viajes por Australia, mostrarme con orgullo algunos éxitos hortícolas del jardín y regalarme una manualidad. Estas son algunas fotos de las vistas desde mi cuarto y el regalo que me han hecho:






Hoy ha sido un día de adaptación. La madre me ha acompañado hasta la guardería, donde tendré que dejar a los dos pequeños cada mañana y recogerlos al mediodía. Luego hemos ido a recoger mi bicicleta, la cual lleva desde mayo al lado de la estación de tren, porque a cierta personita se le olvidó llevarla a un lugar seguro… Así que la pobre ha debido de sufrir a la intemperie todas las calamidades del tiempo, como un granizo apocalíptico que cayó no hace mucho. Por suerte ya tiene sus años, así que no ha sido un objetivo goloso para los manguis de bicicletas de esta ciudad. Hablando de bicis: odisea para llevar al más pequeño con el dichoso remolque. Los alemanes están más que acostumbrados a ir en bici, por lo que no les importa en absoluto llevar detrás una especie de remolque atómico que casi es más grande que la propia bici y donde el niño va sentado. No solo tienes que tener piernas de hierro, sino que también hace falta una habilidad envidiable para que, al girar, el niño no se te quede enganchado en algún poste del camino. Lo que para ellos es un trayecto rutinario, para mí será deporte de riesgo extremo.

Mis últimos días en Valencia fueron un no parar. La defensa del Trabajo de Fin de Grado, la fiesta de graduación, ultimando preparativos y dejando todo bien atado para mi partida. Aun así, hubo tiempo para ir a más de un restaurante y para disfrutar de atardeceres preciosos por el centro de la ciudad.





Entre otras cosas, me dediqué a solucionar todo lo que pudiese de mi estancia como auxiliar de conversación. Tras mandar varios correos a la Universidad de Leipzig, me llegó una buena noticia: ¡me dejan matricularme! Eso quiere decir que tendré el Semesterticket, que podré asistir a algún que otro curso de idiomas y que, además, si el horario de auxiliar me lo permite, podré matricularme en asignaturas de la carrera de Translation.

De momento no hay mucho más que contar, ya veremos qué tal va la primera semana.


¡Saludos desde la Selva Negra!

3 comentarios

  1. Ohhhhhhh qué emocióoooooooon :)

    Esto ya empieza, te deseo lo mejor para esta nueva etapa au pair :D. Disfruta y cuida de Friburgo hasta que yo te tome el relevo! Jajajja

    Espero con ganas tus nuevas aventurillas por ahí, además de nuevas fotos de la ciudad! Soy muy fan de tus fotos! Las retocas con algo o te salen ya así?

    A pasarlo bien!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!! :D

    Mach's gut! :)

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  2. Tranquila, que cuidaré muy bien la ciudad hasta que vengas :) (aunque no prometo no causar desperfectos en alguna señal de tráfico o acera al ir con el dichoso remolque de la bici)

    Las fotos las retoco con el programa Adobe Photoshop CS. Tuve mi temporada de tragarme varios tutoriales por Internet y me gusta cambiarles ligeramente los tonos o la iluminación.

    Mach's besser! :D

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  3. Y yo aún en la vorágine de los exámenes. Es difícil creer en este instante que existirá un espacio de relajo sin la sombra de estar utilizando mal el tiempo.
    Espero este nuevo capitulo en tu día a día sea muy agradable. Suerte.
    Un beso, preciosa.

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