Los días estivales cada vez son más escasos y
ya comienza a respirarse la rutina que acompaña la llegada del otoño. Apenas
puedo creer que el verano ya esté llegando a su fin y que en menos de dos
semanas abandonaré Friburgo para empezar una nueva etapa en Leipzig. Estoy intentando
aprovechar al máximo, por lo que últimamente he hecho muchas excursiones y he dado
largos paseos por la ciudad, con la excusa de poder probar el nuevo objetivo de
la cámara, tal y como comenté en la última entrada.
¿Qué decir del 50mm f/1.8G? Es fantástico y
estoy encantada con él. He de admitir que al principio me resultaba extraño que
la distancia focal fuera fija, ya que estoy acostumbrada al objetivo estándar 18-55
mm, pero tras realizar un par de fotos, ya me había enamorado de esta lente. Su
buen rendimiento con poca luz, el contraste de los fondos difuminados y su poco
peso lo convierten en el perfecto compañero de viaje para captar momentos
inolvidables.
La semana pasada hice una excursión en bici
hasta Bötzingen, municipio situado al lado de Kaiserstuhl, una cordillera cerca
de Friburgo caracterizada por sus paisajes plagados de viñas y árboles
frutales. Mucha gente me había hablado maravillas de esta ruta, por lo que al
ver que el tiempo acompañaba, le propuse a Milan realizar este corto itinerario.
Siguiendo el recorrido del Dreisam en dirección oeste, atravesamos campos de
maíz y pequeños pueblos colindantes, cuya construcción más elevada solía ser una
iglesia de ornamentación más bien austera. En total fueron unos 32 km, que se
hicieron amenos por la ligera brisa que soplaba y la sombra que brindaban los
árboles a la orilla del río.
Hubo tramos algo agotadores, sobre todo al
llegar a las zonas en las que el camino empedrado se volvía bastante empinado.
Aun así, mereció la pena llegar hasta la cima, donde había bancos de madera
desde los que se podía contemplar mejor el paisaje. Ante semejantes vistas, con
interminables hileras de viñedos y un cielo en el que no se atisbaba ni una
sola nube, nos embargó la sensación de que habíamos abandonado Alemania y de
que habíamos llegado a algún lugar recóndito de la toscana italiana.
Continuando con la excursiones, este domingo al
fin pude hacer una un tanto especial que hacía tiempo que quedaba pendiente:
una ruta a caballo por la Selva Negra. Mi ex compañera de piso y yo nos
prometimos que no me marcharía de Friburgo sin haberla hecho, así que
reservamos dos plazas para una excursión de nivel avanzado, la cual duró unas tres
horas. Fuimos al Scherzingerhof, una hípica situada en Hinterzarten, a una
media hora de Friburgo. La mayoría de los caballos son islandeses, una raza que
se caracteriza por su pequeño tamaño, su resistencia y su abundante pelaje. Fue
una experiencia única, pues ya hacía dos años que no montaba a caballo y lo
echaba de menos. Combinamos tramos a paso, trote y galope por el bosque, y al
cabo de una hora realizamos una pausa en la pensión Zum Engel, para tomar algo
fresco y reponer fuerzas.
Los preparativos para mi llegada a Leipzig
continúan, así que paso mucho tiempo mirando muebles, documentándome acerca de
la ciudad y solucionando papeleo de la universidad.
Ayyy qué paisajes, qué colores, qué sol y qué todo! Envidia infinita! Y el nuevo objetivo... iba a suplicarte que me dejaras robártelo pero creo que no será posible xD.
ResponderEliminarMe sigo apuntando todos los nombres de sitios cerca de Friburgo! La zona es una pasada! Aunque el StuWerk me está sacando de quicio, este año hasta dentro de dos semanas no nos dicen nada del alojamiento :_______________________ Me veo asentándome en un banco a orillas del Dreisam...
Mucha suerte con tus preparativos para Leipzig!! :) Un beso muy fuerte!
Qué gusto ver estas fotos con esa luz cuando ahora mismo aquí en el mediterráneo hace un día gris e intempestivo. Sin duda la cámara es una joya. Me gustan especialmente la segunda foto con la vista aérea del pueblo, la del racimo de uvas y mi favorita es la del reloj con la hilera de casas al fondo. Qué sitios tan bonitos. Si tengo que hacer alguna visita por allí estoy segura de que revisaré tu blog en busca de ideas. El paseo en bici suena muy bien, aunque el de caballo me ha interesado aún más. Yo solía montar hace años, porque una amiga del colegio tenía caballos y su padre era monitor de hípica. Pero de esto hará unos 9 o 10 años, y no he vuelto a hacerlo desde entonces y lo echo mucho de menos. Seguro que fue una experiencia inolvidable.
ResponderEliminarÁnimo con la mudanza a Leipzig!
¡Hola, Dafne!
ResponderEliminarHe dado con tu blog buscando consejos para aprender alemán. ¡Y me han encantado tus entradas!
Yo estoy ahora acabando de estudiar el B1.2, aunque todavía me cuesta muchísimo memorizar las palabras del élfico alemán y lanzarme a hablar. ¿Puedes darme algún consejo? Seguro que me sería de gran ayuda.
Muchas gracias. ¡Me pasaré pronto por aquí!
Mi.
Hola, Mi:
EliminarTe recomendaría que elaborases listas y que intentases repetir las palabras una y otra vez. En ocasiones es mejor escribir una frase completa en vez de palabras aisladas, para así conocer mejor el contexto en el que suelen emplearse. Por lo demás, leer todo lo que puedas y escuchar mucho, como audiolibros o podcasts. Lo que más hace es la constancia. ¡Mucho ánimo!