domingo, 11 de junio de 2017

Rutina acelerada



«Vivían en una realidad estrecha y horrenda, entre la oficina y el hogar, entre el tranvía y el restaurante, entre la boda y el entierro».
Dos ciudades, Adam Zagajewski.



El  otro día me enteré de que el poeta polaco Adam Zagajewski había obtenido el Premio Princesa de Asturias de las Letras 2017. Deleitada por la casualidad de leer en la prensa el nombre de un autor al que hace poco tuve la suerte de descubrir, permanecí más tiempo de lo normal en la Mensa tan solo para leer la noticia por completo. En semanas como estas, me toca obligarme a dedicarle tiempo a actividades para las que creo estar demasiado ocupada. Son un respiro necesario en una rutina acelerada que, de lo contrario, terminaría por ahogarme. 


 A pesar de que aún son dos meses los que quedan para terminar el semestre, me veo obligada a escribir todos los trabajos antes de que llegue el último día, porque no voy a poder disfrutar de las deseadas Semesterferien. En agosto y en septiembre estaré en Fráncfort para realizar unas prácticas en el departamento de traducción de una agencia del Gobierno Federal Alemán. La alegría de haber recibido el puesto se vio contrarrestada por la certeza de que me iba a pasar el semestre redactando todo aquello que no iba a poder hacer en verano. Aun así, tengo muchas ganas de comenzar esta experiencia y de cambiar de aires por una breve temporada.


Hasta entonces, mi escritorio está plagado de apuntes, de papeleos varios y de libros de la biblioteca. Basta que ponga orden para que a los cinco minutos todo vuelva a ser un desmadre. Para no terminar saturada, intento combinar las obligaciones del máster con paseos cortos y otro tipo de lecturas libres de referencias bibliográficas. Además, los últimos fines de semana he estado en Friburgo. Las sesiones de despacho se han combinado con barbacoas a orillas del Dreisam, rondas por el barrio para descubrir nuevos rincones y raciones doble de helado para combatir el bochorno.  






También han ayudado las escapadas al Jardín Botánico en Heidelberg, donde la luz del atardecer puede contemplarse tras cortinas de clorofila. Después de tanto tiempo sin llevar conmigo la cámara, casi había olvidado lo relajante que puede ser buscar la perspectiva adecuada.




2 comentarios

  1. ¡Hola, Laura! No sabes lo identificada que me siento al leer estas líneas, aunque debo reconocer que hasta la "rutina acelerada" suena bien entre fotografías tan delicadas.

    ¡Enhorabuena por lo de las prácticas! Seguro que aprovechas la experiencia al máximo. La verdad, parece una buena oportunidad.

    Como leiste en mi blog, yo también estaré por la ciudad de Fráncfort en unos meses, concretamente tres semanas de septiembre y una de octubre.

    Un abrazo,

    Chelo

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  2. Muchos ánimos por esos meses que se presentan, y felicidades por las prácticas! Espero que todo lo que estás trabajando ahora y lo que toque este verano sea leve y agradable, como las sensaciones que transmiten tus textos e imágenes. Un dulce abrazo, Anna

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