domingo, 24 de noviembre de 2019

Otoño tardío

Siempre me sorprende lo rápido que parece llegar el invierno. Pese a que todavía es otoño, la mayoría de los árboles de hoja caduca ya casi se han desnudado por completo. La ciudad está engalanada con luces blancas, estrellas de papel y guirnaldas de abeto. Por las mañanas, el césped está cubierto de una fina capa de escarcha que pasa a convertirse en gotas de rocío a medida que el día avanza. Las horas de sol empiezan a mermar, y a las cinco de la tarde casi todo está en la penumbra. 

Estas navidades van a ser las primeras que pase en nuestro nuevo hogar en Friburgo, al que nos mudamos en abril de este año. Por un lado, tengo la sensación de que llevamos viviendo aquí mucho tiempo, porque todo me resulta familiar y propio, ahora que la vivienda está amueblada y decorada a nuestro gusto. Por otro, me sorprendo a mí misma de vez en cuando al darme cuenta de la enorme suerte que tenemos de vivir en un barrio tan tranquilo, con la Selva Negra prácticamente delante de nuestra puerta. Si miro por la ventana del comedor, tan solo se ven montañas y vegetación. Justo detrás de los arbustos del jardín, fluye el río Dreisam, donde a veces pueden verse garzas o patos. Nunca antes me había interesado tanto por las aves, pero aquí parece que es inevitable fijarse en las distintas especies. Se ven sobre todo mirlos, gorriones y urracas.


Estos últimos días, no era extraño despertarse y ver todo envuelto en una densa bruma. La semana pasada ya cayó la primera nevada, aunque era tan solo aguanieve que no llegó a cuajar del todo. Entre el frío y la falta de luz, me entran ganas de quedarse en casa más de la cuenta, así que este fin de semana ha consistido en hornear galletas de jengibre, leer, ver películas y pintar con acuarelas. Por suerte esta mañana ha salido un poco el sol, así que hemos aprovechado para dar un paseo por el castillo de Ebnet. Los meses de frío invitan a refugiarse más de la cuenta, pero siempre es bueno salir a tomar un poco de aire fresco y disfrutar de los últimos colores del otoño tardío.




3 comentarios

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  2. Hola Laura,

    estoy preparándome para el examen de C2 de alemán y he descubierto tu blog. Yo estuve viviendo durante cuatro años en Alemania. Sumándole mi año de Erasmus podrían considerarse cinco. Yo volví en 2017 a mi tierra, por lo que me parece super interesante leer a alguien que continúa sus vivencias en Alemania.

    Siempre me gustó la sensación de vivir las estaciones allí, te dan la oportunidad de disfrutar de los colores del otoño, el frío del invierno y las primaveras. Yo vivo en Andalucía, así que aquí vivimos un verano interminable y algunos días más frescos comparables con el otoño alemán.

    Sólo quería darte la enhorabuena por el blog.

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    Respuestas
    1. Hola, Lidia:

      Muchas gracias por pasarte. Te deseo muchísimas suerte con el examen del C2, aunque estoy segura de que después de tanto tiempo viviendo por aquí, no te resultará tan difícil.

      Sí, creo que el otoño y la primavera son dos de las estaciones que más aprecio en este país, porque en Valencia no las conocemos como tales. No hace tanto calor como en Andalucía, pero sigue siendo un clima bastante parecido.

      Me alegra saber que sigue habiendo gente que lee el blog.

      Un abrazo,
      Laura

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