Escribo esta entrada medio moribunda en la cama.
Al parecer tengo fiebre desde ayer por la noche, por lo que llevo todo el día
drogándome a base de ibuprofenos y bebiendo agua como si no hubiese mañana.
Siempre me tienen que pasar a mí estas cosas: con fiebre en verano. Tengo los
músculos agarrotados y el dolor de cabeza parece no querer irse.
Ayer me fui a Mannheim de compras, una ciudad
universitaria a 20 minutos de donde vivo. La ciudad no es que tenga grandes
monumentos, a excepción de la Wasserturm
(torre del agua), pero la calle de tiendas está plagada de boutiques y todo
tipo de marcas de ropa, por lo que aproveché para hacer algunas compras. Me
hice con una camiseta de H&M, un colgante y unas pulseras de I am, tienda
de bisutería que no he visto en Valencia.
También fui al edificio principal de la
universidad, donde dio la casualidad de que había una graduación. Todos iban
con birretes a lo americano y lucían la mejor de sus sonrisas. Se me hizo raro
pensar que solo me quedan dos años para graduarme a mí también. Ach, cómo pasa
el tiempo.
El martes me marcho a Múnich de vacaciones con la
familia. 4 horas de viaje en coche con los cuatro pequeños va a ser todo un
desafío, teniendo en cuenta que ya en los trayectos de quince minutos preguntan
tropecientas mil veces: ¿Cuánto queda?
¿Cuánto queda? Os contaré si no me he tenido que cortar las venas a medio
camino. Aun así, seguramente merezca la pena. El año pasado ya estuve una
semana en Múnich y quedé encantada con la ciudad.
Otra buena noticia es que ya tengo los billetes
de tren para Freiburg (¡sí, al fin!). Me marcho el 17 de buena mañana y regreso
el 18 por la noche. He reservado una cama en el albergue Black Forest Hostel,
porque estaba muy bien de precio y se encuentra prácticamente al lado del
centro. Lo único es que tengo que compartir habitación con otras veinte personas,
pero a fin de cuentas lo fundamental es tener un techo bajo el que dormir. Con
un poquito de suerte tendré ya para entonces la residencia asignada y podré “stalkear”
un poco por los alrededores.
Hace nada ha entrado la niña mayor y me ha traído
una bandeja con la cena y una manzanilla con miel bien calentita. Me he
derretido de amor. Una de las ventajas de estar enferma es dejarte mimar.
Después me ha traído una carta con los postres (bastante asequibles, como
podéis observar), y ahí ya ha sido cuando he acabado de derretirme.
La entrada de hoy es algo más corta de lo normal,
pero mis neuronas ahora mismo no dan para mucho más.
Hola guapa!
ResponderEliminarlo primero ponte buena rápido! jajaja ... no tienes la exclusiva yo tb soy de ponerme mala cuando nadie más lo hace... =S
Pero por lo demás veo que todo bien... de hecho es super tierno leer que los nanos os cuidan cuando vosotras estáis malas igual que hacéis con ellos.... es para derretirse...
bueno guapa disfruta al máximo que ya te queda menos =) besos
Hola! Acabo de encontrar tu blog y descubro que andas pavhucha, mejórate!
ResponderEliminarSomos muchas las españolas con blogs! xD
Te seguiré de cerca! Un beso y espero conocer más de tu aventura!
Paula
www.livingphiladelphia.com
Qué monada de niña :) cuídate mucho, guapa, y recupérate pronto! Lo de compartir habitación con tanta gente…te entiendo xD Yo el jueves me voy de viaje (Praga-Viena-Budapest) y también estaré compartiendo habitación, aunque mi máximo es con 8 personas (y nosotras somos 3), así que…yay! Somos jóvenes, a la aventura!
ResponderEliminarDisfruta de los dos años que te quedan de la carrera, no quieras que pase el tiempo tan rápido, créeme xD
Un besote!