jueves, 30 de julio de 2015

Rutas para correr en Friburgo



Mi afición por salir a correr (o por el footing, híbrido confuso que por principios propios me niego a utilizar) comenzó hará cosa de año y medio, cuando todavía estaba de Erasmus. A lo largo de mi vida he realizado distintos tipos de deporte. Siendo un bebé comencé a ir a natación, aunque todos sabemos que a esa tierna edad más bien te dedicas a patalear en el agua y a salpicar a todo Cristo, mientras tu madre te va paseando por toda la piscina como si fueses una pequeña colchoneta hinchable. Continué yendo a natación hasta los nueve años, cuando me cansé del agua y me decanté por una especie de gimnasia artística conocida como fitness (nada que ver con los cereales de fibra). Este otro deporte me robaba mucho más tiempo, ya que llegué a participar con mi grupo en competiciones a escala nacional y las horas de entrenamiento iban aumentando. Además, lo compaginaba con la hípica, deporte que siempre había querido practicar desde muy pequeña. Sí, lloraba como una magdalena si en las películas bélicas mataban al caballo. Al jinete le podía pasar de todo siempre y cuando el animal saliese intacto. Moral retorcida donde las haya.

Tras dejar todos estos deportes, me di cuenta de que necesitaba un deporte que me permitiese mucha más libertad a la hora de organizarme; con el que no me doliese en el alma faltar a alguna clase por haber pagado y que no interfiriese en mis estudios. Así que me decanté por unirme al furor del running, el cual se ha convertido en sine qua non de los predicadores de un estilo de vida saludable, junto con las nuevas tendencias de alimentación vegetariana, vegana, crudivegana y demás sucedáneos.

Mucha gente tiende a pensar que correr no es para ellos y no comprenden cómo puede despertar pasiones un deporte que casi es sinónimo de fatiga. Yo personalmente creo que este ejercicio tiene muchas ventajas si se sabe practicar de forma adecuada, siempre y cuando se tengan en cuenta ciertos aspectos. Algunos de los consejos que les daría a aquellos que quieran iniciarse en este deporte serían los siguientes:

1.      Constancia. Es la clave para llegar a disfrutar del running. Para qué voy a mentirte: el primer día será el infierno. Te fatigarás a los pocos minutos, notarás que los pulmones te abrasan y maldecirás una y otra vez haber dejado atrás el cómodo sofá de casa. Por este motivo, lo mejor es comenzar corriendo cortas distancias e ir combinando un ritmo más lento con uno más rápido, para ir aumentando paulatinamente la resistencia. Lo importante es no parar y marcarte como meta salir unos días concretos de la semana.
2.      Salir temprano. Sí, las sábanas te pedirán a gritos que te quedes un rato más con ellas, pero si tu horario te lo permite, salir temprano es mucho mejor que hacerlo a última hora de la tarde, cuando la pereza seguramente acabe ganando la batalla y haga que termines por no salir. Sobre todo en verano, cuando el calor apremia, es importante buscar aquellas horas en las que el sol todavía no es tan fuerte. Acabar de ducharte y saber que te queda todo el día por delante es una verdadera gozada.
3.      Concéntrate en otras cosas. Si bien es cierto que hay que aprender a controlar la respiración y a ser consciente de tu propio cuerpo, pensar constantemente en el esfuerzo puede acabar provocando que desistamos. Lo mejor es llevarte el iPod de paseo o intentar contemplar el paisaje, para enterrar los pensamientos negativos que pueden alejarnos de nuestra meta (esta última frase me ha quedado muy de profesora de yoga). Está demostrado que escuchar música propicia la liberación de endorfinas, lo que provoca que el ejercicio se vuelva mucho más agradable.

Dicho esto, ahora sí que sí me centro en lo que promete el título de la entrada: rutas en Friburgo para correr. Como es lógico, estos sitios están relativamente cerca de donde yo vivo/he vivido, ya que son las zonas que mejor conozco. De todas formas, en Friburgo las distancias son cortas y se puede ir perfectamente con la bici o con el tranvía a casi cualquier lugar.

1.     Recorrido de montaña por Merzhausen

Por la zona de Merzhausen hay una pequeña montaña con hileras de viñedos  por donde se puede acceder al bosque. Una vez arriba, puede contemplarse la montaña de enfrente: Schönberg (no confundir con el famoso barrio berlinés Schöneberg). Es una ruta para la que se requiere algo de resistencia, ya que hay tramos bastante empinados, pero no es excesivamente complicada. Si se va en tranvía, lo mejor es bajar en la parada Paula-Modersohn-Platz, en la gran avenida de Merzhauser Str. Desde allí puede llegarse hasta la Rehbrunnen, una fuente con una estatua de un corzo, situada a mitad de camino. Si se continúa todo recto se llega hasta lo alto de la montaña. En el mapa se observa más o menos cómo llegar a esta fuente. Cerca de esta zona se encuentra un valle muy grande por donde también suele haber muchos corredores y que conduce al barrio de Günterstal. Para llegar a este valle basta con seguir la Wohnhaldestr.








2.     Junto al arroyo en Vauban
Esta otra ruta es, junto con la anterior, la que suelo realizar con mayor frecuencia. Desde la parada de Paula-Modersohn-Platz, basta con seguir el pequeño arroyo (Dorfbach), el cual está a unos pocos metros. Al otro lado del arroyo se encuentran las curiosas viviendas del barrio ecológico, con construcciones de lo más peculiares para lograr que sean respetuosas con el medio ambiente. Se puede llegar hasta el Jesuitenschloss, que es una especie de abadía pequeña donde ahora hay una cafetería y desde cuya terraza se puede observar toda la ciudad.

(Mi relación con Paint y con Google Maps deja mucho que desear)

3.     Por el río Dreisam
Este sea quizás uno de los recorridos más conocidos. A la orilla del río hay un camino que suele estar frecuentado por corredores y ciclistas. La ventaja de este recorrido es que es llano y que es prácticamente interminable, pues cruza la ciudad de punta a punta. Aun así, las distintas inundaciones han hecho que ahora haya muchos tramos en obras. Además, algunos tramos son algo ruidosos, ya que están al lado de la autopista.




La búsqueda de piso en Leipzig continúa. He realizado varias conversaciones por Skype, pero o bien no me acaban de convencer, o bien tienen muchas solicitudes y van dando largas. Esta tarde he quedado de nuevo, así que a ver si hay más suerte esta vez. El piso está a tan solo 5 minutos de la estación, la habitación es bastante grande (18 metros cuadrados), está situado en el Südvorstadt (barrio lleno de estudiantes, cafeterías y restaurantes) y tendría la posibilidad de comprarle algunos muebles a la antigua inquilina. 

Ayer queríamos haber ido de excursión al Lac Blanc, pero al final nos tocó posponerlo porque salió un día de otoño. Tuvimos que contentarnos con pasar el día leyendo y con un corto paseo por el cementerio de Littenweiler. Aun así, después de tanto calor, la verdad es que se agradecen días así.



1 comentario

  1. Ayyyyyyyy qué paisajes tan bonitos! Me guardo las rutas, me encanta dar largos paseos. Lo de correr no lo acabo de disfrutar, aunque puede que un día me ponga a hacerlo en serio y eso cambie. Por cierto, he fichado el camino liso asfaltado de Günterstal para mis patines xD.

    Y tanto que salió día de otoño, si hay hasta hojas en el suelo! Me apetece volver a ver el Herbst en Alemania! :) Me hartaré a sacar fotos! Y hartaré a todo el mundo subiéndolas a mi blog jaja.

    Un beso!

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